Luna
La luna
con su eterna tristeza de único testigo
contempla el mar.
El hombre
a la orilla parado de ese mar en tinieblas
medita y calla; sueña
ciudades sumergidas en las profundidades.
(Apócrifos recuerdos recobrados de pronto)
La quietud de las olas delata tempestades
que han de llegar. La calma,
el silencio del viento,
presagian oceánicas batallas
que han de inquietar el pecho del viajero,
llagando con sus fieras marejadas
el alma de la noche adormecida.
Después la mañana, el hombre
a la orilla parado de esas olas en calma
recordando ciudades sumergidas
más allá del olvido.
Sergio Borao Llop
nacido un día como hoy.
con su eterna tristeza de único testigo
contempla el mar.
El hombre
a la orilla parado de ese mar en tinieblas
medita y calla; sueña
ciudades sumergidas en las profundidades.
(Apócrifos recuerdos recobrados de pronto)
La quietud de las olas delata tempestades
que han de llegar. La calma,
el silencio del viento,
presagian oceánicas batallas
que han de inquietar el pecho del viajero,
llagando con sus fieras marejadas
el alma de la noche adormecida.
Después la mañana, el hombre
a la orilla parado de esas olas en calma
recordando ciudades sumergidas
más allá del olvido.
Sergio Borao Llop
nacido un día como hoy.
4 comentarios
Berna -
Sergio -
Gracias por tu felicitación eMe.
Saludos
eMe -
Salut y felicitaciones por el poema.
Zahorí -