Mijaíl Shólojov

La noche envolvía el pueblo en silencio de una oscuridad verdosa. Más allá de las casas dormitaba la estepa sin arar, invadida por las malas hierbas.
A medianoche aulló sordamente un lobo en los barrancos. Los perros le contestaron en la stanitsa, y el abuelo Gavrila se despertó. Sentado en el relleno de la estufa, recostado en la chimenea y con las piernas colgando, estuvo tosiendo mucho rato, luego escupió y buscó a tientas la petaca.
Todas las noches se despierta el abuelo después del primer canto de los gallos y allí se sienta, fuma, tose arrancando los esputos de los pulmones y, en los intervalos entre los ahogos, los pensamientos siguen en la imaginación la trocha habitual y trillada. Sólo en una cosa piensa el abuelo: en el hijo desaparecido en la guerra.
Había tenido uno solo: el primero y el último. Para él trabajaba sin descanso. Llegado el momento de que se marchara al frente contra los rojos, llevó una yunta de bueyes al mercado y, con lo que dieron por ellos, compró a un calmuco un caballo de combate que no era un caballo sino una tormenta desencadenada en la estepa.
Fragmento del relato Sangre extraña , de Mijaíl Shólojov , nacido el 24 de mayo de 1905.
El 24 de mayo de 1899 nacía Henri MichauxComentarios
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