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Al_andar

Thea Beckman

Thea Beckman Extenuado y desesperado, Dolf se derrumbó sobre la piedra y miró sin verlos a los niños que seguían pasando. Ahora avanzaban más despacio y había grandes claros entre las filas. Estos rezagados, casi todos muy pequeños, de rostros macilentos y sucios, vestidos con harapos, estaban también agotados; incapaces de cantar, bromear o reír, pasaban en silencio . Mientras Dolf observaba pasaron más niños, sin energías para hablar. A su lado un niño tropezó y cayó. Quizá no tendría más de seis años. Otro niño, un poco más alto, le ayudó a ponerse en pie y lo arrastró consigo. Entonces apareció un chico de más edad, que caminaba dando grandes zancadas. Vestía espléndidamente y calzaba botas de cuero. De su cinturón recamado de plata colgaba una daga. Su apariencia era realmente majestuosa. Llevaba con cada mano un niño pequeño y derrengado. Animaba a los dos a seguir adelante.
¿De dónde venían todos aquellos chicos? ¿Adonde se dirigían? ¿Qué significaba aquella inacabable procesión? Una niña pequeña cayó al suelo frente a él. Se quedó inmóvil. Esta vez no hubo manos que la ayudaran. Caminando, caminando, caminando, más pies desnudos tropezaron con ella. Dolf no pudo resistirlo. Saltó y corrió hacia ella. La puso en pie y contempló su cara, horrorizado. Sus ojos, pequeños y cerrados, estaban hundidos en las órbitas. Las mejillas eran puro hueso. ¿Seguía siquiera con vida?


Fragmento de la novela Cruzada en jeans , de Thea Beckman , fallecida el 5 de mayo de 2004.
El 5 de mayo de 1813 nacía Søren Kierkegaard
El 5 o 6 de mayo de 1949 fallecía Maurice Maeterlinck
Revista Almiar cumple seis años.
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