Blogia
Al_andar

La bodrioteca de Sturgeon

La bodrioteca de Sturgeon La bodrioteca de Sturgeon la componen el 90% de los libros que se publican (no hay datos respecto a lo que no se publica, pero es coherente pensar que el porcentaje sea parecido).
La figura del bodriotecario, entonces, resultaría innecesaria, a no ser por un perverso instinto que nos empuja a la búsqueda de libros que, bien lo sabemos, nada han de aportarnos. Pero la fe en la incapacidad del sistema es nuestra guía: Ocasionalmente, un error burocrático provoca la presencia de un libro valioso en las vastas estanterías de la bodrioteca. La búsqueda de dicho volumen -cuyo título ignoramos- puede llevar toda una vida, y acaso justificarla. Pero nada asegura la existencia de dicho libro, ni el éxito de nuestra descabellada empresa.


+ + +

5 comentarios

Sergio -

Empecinadamente empecinados, juglar, y desear que la búsqueda no cese, y como dijo el poeta
"que el camino sea largo
y rico en aventuras y experiencias".
Quizá el gran tesoro no sea más que la suma de todos los pequeños tesoros que nos enriquecen a lo largo de una vida. Quizá juntar ese puzzle sea un buen motivo para fatigar los corredores de la bodrioteca.
Gracias y un saludo.

juglar103 -

En ese tipo de búsquedas siempre se encuentran algunos escuetos tesoros. El gran tesoro está siempre por venir... pero siempre habremos de buscarlo. Empecinados.

Zahorí -

Bueno, pues en vez de parodia, es un homenaje, como se dice ahora mucho :)

Y ningún libro es inútil: siempre puede servir como mal ejemplo. O, aunque el libro entero sea malo, siempre puede tener un párrafo, o una frase, que merece la pena. O tal vez no.

Sergio -

Gracias, Zahorí. La sombra de los dinosaurios de la palabra es alargada.

No pretendí, sin embargo, hacer una parodia, sino más bien una defensa: La llamada Ley de Sturgeon -cuyo postulado único es una declaración no del todo afortunada de Theodore Sturgeon en respuesta a una pregunta hecha con bastante mala leche- afirma que el 90% de todo es basura. Una bodrioteca es -o podría ser- el lugar donde se almacenan los libros inútiles, olvidables o prescindibles. Aplicando la citada Ley, nos encontramos con que la bodrioteca es casi tan infinita como la Biblioteca pergeñada por el famoso bibliotecario ciego.
Pero quizás en el último libro, el más ignorable, el menos valioso, pueda existir, encerrada entre otros miles de palabras, aquella que necesitábamos leer. O quizá no...

Zahorí -

Hum, pues recuerda esto a cierto relato de cierto JLB ;)

Una buena parodia, es divertida.