Un abate francés del siglo XVIII
La Historia universal de la infamia de Jorge Luis Borges se inspiró parcialmente en Vidas imaginarias de Marcel Schwob y en Retratos reales e imaginarios de Alfonso Reyes, libro al que pertenece el siguiente fragmento:
Hay dos Anacarsis célebres en la historia de las letras: El primero es aquel filósofo escita cuyas aventuras de paleto intelectual en la antigua Atenas nos cuenta Diógenes Laercio y que se sorprendía mucho de ver cómo los griegos, teniendo leyes contra los injuriadores, honraban a los atletas que se hieren y matan; al aceite llamaba "medicamento de frenesí, pues, ungidos con él, los atletas se enfurecen más unos con otros"; y cuando veía a los griegos hacer carbón, se admiraba de que aquel pueblo se dejara el fuego en el monte y trajera el residuo a casa. Pero de este Anacarsis podemos prescindir por ahora. El segundo -acaso más célebre, y seguramente inspirado en el primero- es aquel cuyos viajes alimentaron la infancia del desventurado "Char Bovary" de Flaubert.
El Voyage du Jeune Anacharsis -que ya Flaubert considera con sorna- es hoy libro poco leído; pero allá en sus tiempos (1788), como respondía con notable oportunidad a las inclinaciones del gusto público, pudo ser lectura muy apreciada. Acaso Joubert tiene razón: el Anacarsis no es un libro bello, pero da la idea de un libro bello. Enciclopedia amena de la civilización antigua, el Anacarsis es la obra de un sabio que no estaba reñido con las Gracias ligeras, y que consideraba todavía el escribir de una manera amable y discreta, cuando menos, como un deber mínimo de urbanidad por parte del escritor.
De Un abate francés del siglo XVIII
del libro Retratos reales e imaginarios
de Alfonso Reyes, que murió el 27 de diciembre de 1959 en la Ciudad de México.
Poemas de Alfonso Reyes
Más poemas de Alfonso Reyes
Hay dos Anacarsis célebres en la historia de las letras: El primero es aquel filósofo escita cuyas aventuras de paleto intelectual en la antigua Atenas nos cuenta Diógenes Laercio y que se sorprendía mucho de ver cómo los griegos, teniendo leyes contra los injuriadores, honraban a los atletas que se hieren y matan; al aceite llamaba "medicamento de frenesí, pues, ungidos con él, los atletas se enfurecen más unos con otros"; y cuando veía a los griegos hacer carbón, se admiraba de que aquel pueblo se dejara el fuego en el monte y trajera el residuo a casa. Pero de este Anacarsis podemos prescindir por ahora. El segundo -acaso más célebre, y seguramente inspirado en el primero- es aquel cuyos viajes alimentaron la infancia del desventurado "Char Bovary" de Flaubert.
El Voyage du Jeune Anacharsis -que ya Flaubert considera con sorna- es hoy libro poco leído; pero allá en sus tiempos (1788), como respondía con notable oportunidad a las inclinaciones del gusto público, pudo ser lectura muy apreciada. Acaso Joubert tiene razón: el Anacarsis no es un libro bello, pero da la idea de un libro bello. Enciclopedia amena de la civilización antigua, el Anacarsis es la obra de un sabio que no estaba reñido con las Gracias ligeras, y que consideraba todavía el escribir de una manera amable y discreta, cuando menos, como un deber mínimo de urbanidad por parte del escritor.
De Un abate francés del siglo XVIII
del libro Retratos reales e imaginarios
de Alfonso Reyes, que murió el 27 de diciembre de 1959 en la Ciudad de México.
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2 comentarios
Sergio -
Borges no sólo sentía aprecio por Reyes, sino que dice haber aprendido mucho de él, y además le debe el apoyo brindado al comienzo de su carrera.
En cuanto a los post sucesivos... son las efemérides quienes los determinan. Uno nació el 26 y el otro murió el 27. Así hila el destino la trama de nuestros días.
eMe -
Muy oportuno haber hecho en forma sucesiva un post sobre Carpentier y otro sobre Reyes.
Gracias.